jueves, 10 de mayo de 2012

MEMORIAS FAMILIARES DE LA DICTADURA MILITAR



10 DE MAYO DE 1957     -      10 DE MAYO DE 2012





Carta de Absalón Gärtner Tobón a su hermano mayor Mario Gärtner Tobón, relatando su dramática experiencia como testigo presencial de la masacre ocurrida en febrero de 1956 en la plaza de toros de Santamaría, Bogotá, durante el gobierno del dictador militar Gustavo Rojas Pinilla.


Bogotá , febrero 6 de 1956

Querido hermano  :



Hados de equívoca adversidad hicieron que el Domingo pasado presenciara un espectáculo de indescriptible horror : la orgía de sangre humana en el circo de Santamaría. Ya la ciudadanía estaba advertida por lacónico comunicado policial de que dicha institución "velaría" por la tranquilidad de los espectadores en la "fiesta brava" . Dicha advertencia fue motivada por los acontecimientos del domingo anterior , consistentes en la apoteósica manifestación a Lleras Camargo y la rechifla a ciertos personajes oficiales, desafortunadamente acompaños por Doña María Eugenia Rojas (digo desafortunadamente, por cuanto rechazo categóricamente todo gesto descomedido para una ilustre dama a quien no se puede sindicar de delito alguno y que está amparada por el inefable fuero de su divino sexo). El caso fue que dicho espectáculo enojó al gobierno, ( enojo que yo comparto en la medida exacta del anterior paréntesis). Claro está que el gobierno como entidad superior y hasta cierto punto deshumanizada, no tiene derecho a poseer, y menos a ostentar emociones de orden privado. 



Porque una cosa es la eclosión grosera de un pueblo ignorante ,- ignorancia que, por otra parte, es metódicamente cultivada por los responsables de la cosa Pública , y otra cosa muy distinta debe ser la reacción de un gobierno que tiene el irrecusable imperativo categórico de no recoger los guijarros que le lancen en su calidad de organismo administrativo de discutible bondad. 



Abreviemos , y digamos que las macabras escenas vistas el Domingo, cuya acertada descripción convertirían las desoladas páginas de los autores de post-guerra , cuando revelan las más refinadas técnicas de tortura humana (Georgin, Orwell, Malaparte) , en ingenuas crónicas deportivas. Conste que nuestra ya marchita sensibilidad está suficientemente ilustrada en inconcebibles recursos satánicos par matar en el hombre su esfíxica participación de barro en la razón eterna de Dios. No es pues ésta, versión dramatizada de un acontecimiento común: es, apenas, testimonio pálido de una pobre mente sobrecogida por el horror, por la muda rabia de un impotente ciudadano, en trance angustioso de perder toda fé en esa enigmática ecuación psicosomática que présame de rey de la creación… 



La "fiesta" no se desarrollaba en el ruedo. Ya habría tiempo para toros . Era al hombre a quien correspondía participar con su sangre en un dantesco preliminar taurino. Y ya que se trataba de un programa "jerarquizado" , porqué no empezar la "fiesta” con los desheredados "de sol" ? 



Pero hay un inconveniente; guerra avisada no mata soldado, reza el refrán, y esos esqueléticos espectadores de la barrera infamada sellan los libios y sonreían con la tristeza manumisa de quién se aferra a la voluptuosidad mísera de un vida andrajosa . Pero había qué pagar a todo trance el valor de las boletas que el generoso ESTADO había prodigado o los profesionistas del crimen .... y entonces , !0h luminosa idea!/: ya que no pecan por acción, hagámosles pecar por omisión . Y fue ahora, el grito ululante de "gratitud " al bendito régimen de las fuerzas armadas el que hendió la inconsútil epidermis gris de esa maldita tarde . Quien no contestaba el grito con el énfasis del escandaloso remunerado, era convicto de desamor al régimen, y llovían entonces sobre su aterrorizado rostro infinidad de arteros bofetones hasta- que los estigmas cárdenos de su sangre savia salpicaban los rostros del binomio siniestro Pueblo -Fuerzas Armadas 



Y esta escena se repetía con la inflexible periodicidad de la premeditación aleve, a los acordes del himno... ¡ del himno Nacional! 

Guiñapos humanos curtidos de rojo eran lanzados de tendido a tendido hasta caer finalmente al callejón, en donde demonios castrenses terminaban la "faena” 



Los pocos cristianos que presenciábamos estas escenas de ultracósmico salvajismo, nos debatíamos entre la muda ira santa y el miedo. 



Mientras sudaban lágrimas nuestros cartílagos, el miedo presionaba nuestros labios.
Evitarse el "espectáculo" era imposible. El solo intento de evadirse era signo inequívoco de desaprobación a tan "modernos" métodos de proselitismo: y así fue como estuvimos sometidos a la cobardía de nuestros instintos y al panorama desolador de una
tarde impregnada dé sangre, de infamia, de, vociferaciones y de muerte ...
Algunas damas se desmayaron y yo añoraba no ser mujer del todo para proceder en
consecuencia . 



Mis menguados dos instrumentos expresivos y mi ninguna adhesión al masoquismo, terminan aquí lo que ha querido ser un intento de consolar mi ánima afligida , mediante una comunicación fraternal . 



Tu hermano en la sangre y en espíritu. 



Absalón 





Esta carta la reproduzco bajo mi exclusiva responsabilidad de original conservado por mi padre Mario Elías Gärtner Gómez y que ahora hace parte de mi archivo personal. 





Guillermo Aníbal Gärtner Tobón

Santa Rosa de Cabal, mayo 10 de 2012

(La dictadura de Rojas Pinilla terminó el 10 de mayo de 1957)



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DE LAS MEMORIAS DE JORGE GÄRTNER DE LA CUESTA


De las memorias de Jorge Gärtner:






 Escaneadas de  Mis memorias, o, Devaneos inútiles de un desocupado   de Jorge Gärtner de La Cuesta.




Santa Rosa de Cabal, mayo 10 de 2012