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Una fórmula precisa
Dada la confusión entre agresividad, maldad y asimismo, dominancia, desobediencia y aserción, creo que en primer lugar es necesario empezar por definir todos estos términos.
En primer lugar, la ciencia se basa sobre conceptos claros los cuales deben, ellos mismos, tener una formulación la más precisa posible.
El lector erudito en las ciencias del comportamiento, puede pasar directamente al capítulo siguiente. En cambio, el lector que no está familiarizado con estos términos deberá leer este capítulo.
Tener que dar definiciones presenta la aridez de un léxico o de un diccionario. Algunos ejemplos y explicaciones se hallarán en los capítulos siguientes.
La agresión en etología ha sido definida como una amenaza o un acto físico contra el equilibrio psíquico y físico de un individuo. Armin Heymer (1977) añade : « reduciéndose así también su libertad y potencialidad genética ». Irenaüs Eibl-Eibesfeld (1984) precisa que « todo comportamiento que tenga como resultado obligar a otro individuo a permanecer a una distancia, ya sea ésta espacial, o socialmente (jerarquía), puede definirse como comportamiento agresivo, aun en ausencia de daño físico ». Una amenaza es pues, ya una agresión. Esta definición no es satisfactoria porque incluye solamente las agresiones ofensivas. ¿Cómo definir el comportamiento de un perro que se defiende mordiendo ? El animal está tratando de conservar su propio equilibrio, y no de alterar el de otros. Por consiguiente, definiría el comportamiento de agresión como una secuencia de actos que amenazan con llevar – o llevan – a un contacto físico o psicológico dañino y/o a un perjuicio (por ejemplo, una pelea) incluso cuando falte la intención de dañar.
Es agresivo el perro que se encuentra en un estado de motivación emocional o cognitivo (intelectual) que acarrea una mayor probabilidad de producir comportamientos agresivos.
El comportamiento agonistico engloba todos los comportamientos necesarios a la resolución de un conflicto, es decir, la agresión misma, pero también las amenazas, la fuga, las actitudes de apaciguamiento y de sumisión, etc.
La agresividad es la motivación de la agresión ; esta es también la terminología corriente que designa los comportamientos agresivos.
La peligrosidad es la evaluación del peligro, del riesgo traumático (psicológico o físico) para una víctima potencial. Dicha peligrosidad puede conectarse a un ataque con mordedura, a atropellamientos, empujones y a otros comportamientos del perro. Se denomina peligroso aquel perro que ha puesto en peligro la integridad física y/o psíquica de un ser humano o, eventualmente, de otro perro.
La maldad es un término antropomórfico muy incómodo de utilizar, puesto que implica una intención de rencor, una noción ésta difícil de admitir con referencia a los perros a razón de sus niveles de inteligencia, así como de nuestro insuficiente conocimiento de sus motivaciones.
La dominancia se define como la capacidad para obtener privilegios y de defenderlos. Se observa cuando el perro dominante recurre a posturas erguidas y comportamientos ritualizados ante las cuales los perros dominados se someten. Asimismo, el perro dominante puede recurrir a comportamientos de agresión definidos como competitivos o jerárquicos.
La desobediencia es el rechazo a obedecer las órdenes que el perro entiende, ve y comprende, y a las cuales ya ha obedecido anteriormente. La desobediencia está más ligada a problemas de motivación y técnicos que a cualquier estatus social. Un perro dominante obedece muy bien, si las consecuencias de su comportamiento le son favorables.
La aserción, o afirmación de sí mismo, se define como una manifestación de deseos, necesidades y opiniones sin agredir a los demás. Dentro de la aserción, no existen expresiones de emociones de cólera o de miedo. Ante un conflicto, el individuo asertivo elabora soluciones y compromisos que permiten que cada uno gane algún beneficio (dos ganadores) mientras que el agresivo gana en detrimento de su adversario (un ganador y un perdedor). Dentro de los comportamientos asertivos, nos encontramos con posturas erguidas y gruñidos (rugidos) sin evidenciar las armas (los dientes), es decir, manteniendo una expresión llana.
Añadiremos a esta lista algunas definiciones suplementarias :
El apaciguamiento es la capacidad para impedir o desviar (disuadir) la agresión del congénere antes de la fase de ataque a través del empleo de posturas mímicas y rituales no agresivos. El apaciguamiento permite evitar el ataque.
La ruptura del contacto es un apaciguamiento frente a una amenaza expresada por un congénere mediante mantenimiento de una postura asertiva y desvío de la mirada y de la muestra o exposición de las armas (el perro gira la cabeza sin modificar su postura corporal, que generalmente permanece estable).
La sumisión es la capacidad de parar la agresión de un congénere durante el ataque y evitar mordiscos graves empleando posturas mímicas y rituales no agresivos.
Generalmente las armas (los dientes) son ocultadas. Las partes corporales vulnerables son expuestas y el animal vencido, que se somete, permanece inmóvil. La posición típica del perro que se somete es supina, mostrando el abdomen y exponiendo el cuello por su parte ventral al adversario, con la mirada alejada y los miembros posteriores ligeramente abiertos. Posturas de dominancia (alta) y de sumisión (baja)
¿Agresión o caza ?
¿Se puede hablar de agresión cuando la víctima del perro es un conejo o una perdiz ?
Se habla entonces, de comportamiento de caza. Los autores debaten para determinar si la caza es una clase de agresión o no lo es. Para la simplicidad y congruencia de mi discurso, considero la caza como una agresión de predación, con sus secuencias particulares. Efectivamente, como veremos, hay casos donde los perros recurren a agresiones del tipo de predación o predativas hacia el ser humano u otros perros.
¿Un grupo social de perros y de humanos ?
Otra razón de discusión entre científicos será saber si el ser humano y el perro forman una manada. La sugerencia que expongo en “Mon chien est-il dominant ? (Le Jour, éditeur) es que sí que ocurre así.
Me refiero al concepto de familia-manada y, desde allí, de las agresiones ocasionadas por los perros hacia los humanos, que son a menudo comparables a las que acontecen entre perros. Las secuencias pueden variar, pero las definiciones permanecen válidas. Si se rechaza esta hipótesis será necesario inventar nuevas definiciones. "