domingo, 29 de agosto de 2010

DIVAGACIONES DOMINICALES

 

¿EL DULCE SABOR DE LA GUERRA O EL AMARGO SABOR DE LA MUERTE Y LA SOLEDAD DEL SOLDADO?.

 

 

Me parece que se da una hasta llamativa e interesante separación entre lo que podría llamarse el alma colectiva (conciencia social, opinión pública, idola fori, etc.), y la conciencia, alma, espíritu individual,  en lo que hace o dice relación con la paz y con la guerra.


Lo anterior desde la siguiente perspectiva: el individuo de la especie humana concíbase o no como hijo de un Dios, si bien es cierto es un SER SOCIAL (producto de la Cultura), es y de manera radical, fundamental: un ser vivo, un animalito mamífero, bípedo, implume, omnívoro, carroñero, etcétera).


En su CONDICIÓN NATURAL, EL ANIMAL POLÍTICO, LA BESTIA SOCIALIZADA,  el ser humano, homo sapiens y semejantes que con él cohabitan este planetica del sistema solar, es un cazador sanguinario, audaz y especialmente hábil como acumulador de experiencias. Además creo que nadie desconocería que durante los milenios de su existencia sobre el planeta, ésta especie ha sido especialmente destructora y proclive a la divinización fetichista de las herramientas de su destrucción: el progreso tecnológico traducido en el hacha y las armas de fuego.


Ha sido en este contexto la guerra el hecho cierto, objetivo, real, comprobable, del desarrollo científico-tecnológico, como también ha sido el desarrollo de los medios de DOMINACIÓN DE LA NATURALEZA NO HUMANA lo que puede identificarse como "punta" del llamado PROGRESO.


Frente a este hecho real, cruel si se quiere, se levanta la gran paradoja del reto de LA PAZ. El individuo instintiva y cultivadamente en su naturaleza intima es un guerrero, un "conquistador", pero la sociedad (que hace su sustancia) forma la conciencia de la paz, aunque no siempre, ni en todos los tiempos, ni con la misma intensidad.


La guerra, me parece que con .justa razón, ha sido llamada por algunos como una CAÍDA EN EL ESTADO DE NATURALEZA. En este contexto se produce el fenómeno en el cual la "socialización" reprime dicha naturaleza. Así muchos se nieguen a reconocerlo, no creo sea arbitrario afirmar que pese las prescripciones sociales, ciudadanas o cívicas, la propia muerte o el matar al otro  encierra con todo el horror que pueda también generar, una cierta fascinación.

 

Divagaciones.

FIN DE FIESTAS

 

 

Se acabaron las "fiestas", muchos vistieron unos trajes ridículos imitando a unos trabajadores y chapoleras inexistentes, montaron en caballos prestados de traquetos, bebieron guaro como micas y bueno, Israel y Víctor "coronaron" reinas (cenicientas sin futuro y las ilusionaron por ocho días) hasta cantaron loas a la "legalidad" en Pereira y el mundo sigue su marcha :) y Brecht:

 

 

conserva su vigencia.

 

La Opera de Tres Centavos, conserva su valor universal.