sábado, 15 de diciembre de 2007

LOS TRES MOSQUETEROS HAN SIDO CUATRO

DIVAGACIONES NAVIDEÑAS
Recuerdos de antaño.






Si en este momento de la historia colombiana alguien puede presentar plena prueba de absoluta desvinculación y sin rasgos de infección de y por la sustancia de lo que se llama pueblo colombiano, materialización de la sociedad nacional y parte esencial de la santísima trinidad: territorio-pueblo-poder, las tres entidades distintas que son un solo “dios” verdadero denominado Estado, entonces ¿quien podría objetarle que sin escrúpulo lance la primera piedra -duro y a la cabeza- a la María Magdalena de turno: los gays, putas, travestis, guerrillos, paracos, para-políticos, narco-traficantes, y si la Ley no se ocupa de ellos usted amigo extra-colombiano ha de sentirse compulsado a ocuparse de ellos: limpieza, dar de baja, hacer justicia, ayudar a mantener el orden y el imperio de la ley?






Cuando José Obdulio trillaba otros senderos


Carlos Gaviria cuando su cabello era negro y su espíritu positivista-humanista o cosa parecida.


La proximidad a los actores del drama colombiano, comenzando por mis condiscípulos que si amigos o no ellos lo dirán reconociendo que de mi parte he sido siempre abierto y hasta generoso, me refiero a Álvaro Uribe, a Mario “el mono Andino”, a Fabio el inquisidor de entonces y pacificador de ahora, a José Obdulio el querido e inolvidable “Tartufo” en tiempos en los que juntos participamos en las primeras construcciones para una cultura de derechos humanos me hace sentir autorizado y ver el momento propicio para invitarles a hacer el propósito de RECONOCER AL OTRO Y EN EL OTRO RECONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS, a eso se le llama RESPETO: Estoy pensando en el reconocimiento de y a Carlos Gaviria como el Maestro que fue y es para que entre ellos se establezca un dialogo de verdad fuera de los teatrillos burocráticos y la batalla de discursos, tomando buen y fuerte tinto, fumando una excelente pipa, sin remordimientos ni rencores dejando fluir los sueños y los deseos que todos tenemos en el fondo de nuestras almas, por un país soberano, verraco, con sus propias leyes y no las del imperio, para lo cual y si queremos podemos.

Si en enero se anuncia que Carlos Gaviria enfrenta y propicia unas condiciones para que Luis Carlos Restrepo descanse un buen rato y se vaya para una embajada cultural a revivir su ternura, divago entonces al proyectar que Garzón se defina como el sucesor de Uribe (este país es de sucesiones), y sueño con que se destapa todo lo que uno puede suponer está ocurriendo con las FARC, con sus mandos principalmente, atreviendome a conjeturar que Marulanda debe estar sufriendo de Alzheimer y ello explique el haber olvidado el porqué se inicio esta guerra.

Soñar no cuesta nada.










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