sábado, 14 de marzo de 2009

DESPRECIO Y ODIO




LA "LIMPIEZA SOCIAL"






¿TRADICIONES JUDEO-CRISTIANAS?



LA LUCHA CONTRA EL MAL ...



LA REDENCIÓN POR EL FUEGO Y EL JUICIO A LOS PECADORES





Ese binomio de desprecio y odio hacen de las suyas y despliegan toda su potencia en una especie de caldo compuesto de indiferencia y de miedo. Los registros de la Policía, del CTI, Medicina Legal, hospitales y centros de salud, arrojan en la última década año por año una tasa de homicidios que supera las cifras de otras ciudades colombianas .




Esta realidad ha movido a sectores de la llamada sociedad civil como también a los administradores públicos a preocuparse de manera prioritaria y permanente del tema de la seguridad ciudadana y con ello a la búsqueda de conocimientos que superen la simple conjetura o las explicaciones ad-hoc en ocasiones inspiradoras de medidas políticas (de gobierno) irrisorias generadoras de desgaste institucional y de pérdida de credibilidad amén de la vulneración que en ocasiones ellas implican de derechos fundamentales. Ej. La prohibición del parrillero masculino, restricciones a la apertura de locales de diversión en las noches, a la circulación de menores entre ciertas franjas horarias, etc.




En esa búsqueda del conocimiento se hace necesario pasar de lo puramente fenoménico y medible a lo sustancial, dejando a un lado las actitudes fetichistas o animistas implícitas en las creencias difundidas de que es la presencia de ciertos objetos o cosas (armas, alcohol, cierto tipo de vehículos) "la causa" de los homicidios o lesiones fatales y no simples elementos circunstanciales, contingentes como facilitadores a manera de herramientas. Superar lo fenoménico, lo aparente, lo externo, significa identificar lo que en principio no parece medible: la determinación o ubicación de esos inasibles, intangibles, pero terriblemente potentes elementos que integran la esfera afectiva de cada individuo y que condicionan su voluntad: el desprecio, el odio, la indiferencia y el miedo.


Un acercamiento durante años con ambientes que no dudo en llamar criminógenos nos permite identificar expresiones respecto de las cuales pasar del dicho al hecho queda como algo circunstancial y que puede desatarse en cualquier momento. En menos de dos líneas podemos indiciar (sic) al menos el fenómeno percibido: "Ese) hijo de …., vicioso, marihuanero (a) como que es auxiliar de la guerrilla" "Ese sapo reaccionario como que es informante del ejército" "... está marcando calavera", y pare de contar.




No se requiere de mayor esfuerzo para concluir que independientemente de la existencia o no de un X o Y grupo "paramilitar" en los medios se delata la presencia de fuerte componente de intolerancia, de miedo, de odio, vinculado en este caso al complejo campo de las llamadas "drogas", sus expendedores y sus consumidores que alimenta el accionar de tales grupos. No se dice pero se sabe que allí hay una realidad que ha cobrado carta de naturaleza así se prefiera en ocasiones no llamarla por su nombre: "limpieza social".









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