domingo, 5 de abril de 2009

PENSAMIENTOS DE SEMANA SANTA

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"... prefiero cabalgar a Jerusalén en un corcel árabe que en un asno proletario." F.N.
(Con Marx al anca y blandiendo una espada) gag
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"La miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real y, de otra parte, la protesta contra la miseria real. Exigir sobreponerse a las ilusiones acerca de un estado de cosas vale tanto como exigir que se abandone un estado de cosas que necesita de ilusiones. La crítica de la religión es, por tanto, un germen, la crítica del valle de lágrimas que la religión rodea de un halo de santidad." (Carlos el Furunculoso y Federico el Ricachón)
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O, ¿SEMANA DE PASIÓN?

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PENSANDO EN … "LA" SEGURIDAD





Domingo de ramos y pocas ganas de salir a ver el mismo espectáculo barrial de mis vecinos desfilando con una cadencia que parece imitar en algo las contorciones del incienso que en abundancia será quemado los próximos jueves y viernes, opté esta mañana por releer el relato que en compañía de Piedad construimos de nuestra experiencia de indagación en los campos de los derechos humanos, de la convivencia y la seguridad humana, reencontré algunas proposiciones provocadoras para hacer un ejercicio reflexivo sobre los pecados humanos que algunos creen poder expiar con procesiones y espectáculos similares.








Algunas de esas proposiciones:




a) pensar la inseguridad como un fenómeno que se nos impone por "fuerzas oscuras", por "elementos foráneos", y cosas parecidas.



b) consecuencia de lo anterior: los generadores de la inseguridad (nosotros mismos) nos volvemos "invisibles", intangibles, inaprehensibles. El asunto se nos escapa de las manos o se refugia en el Barrio vecino, que ese si es una "olla", donde "el mal" se mimetiza como el "desechable" o el "otro" diferente, no "normal" o cosa parecida.



c) la seguridad nos la deben brindar: los policías, los bomberos, etc.etc. Para eso "pagamos" impuestos (aquí comienza a crecernos la nariz como a Pinocho).



Aceptando que hay "desorientación y falta de conocimiento", surge otra pregunta: ¿ es acaso la aprehensión racional, científica, objetiva del fenómeno, un reto exclusiva y excluyentemente Macondiano? No. Se trata, como ya lo he repetido, de un problema global y HUMANO no resuelto.




Algunas ideas "endemoniadas" sobre el tema de esta entrada al blog las compartimos en el texto que puede ser consultado haciendo el consabido "click" sobre la siguiente carátula:






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Reflexión para esta Semana Santa (sic):

"Si yo no fuera César sería Cristo, el socialista, montaría un asno y cabalgaría hacia Jerusalén con Carlos Marx. La lujuria del poder de los marxistas iguala el ansia de poder de los nietzscheanos, pero prefiero cabalgar a Jerusalén en un corcel árabe que en un asno proletario."

Fuente: http://www.scribd.com/doc/7145389/Friedrich-Nietzsche-Mi-Hermana-y-Yo

otra lectura para pecar sin necesidad de salir de casa:

"La existencia profana del error ha quedado comprometida, una vez que se ha refutado su celestial oratio pro aris et focis. El hombre, que solo ha encontrado en la realidad fantástica del cielo, donde buscaba un superhombre, el reflejo de si mismo, no se sentirá ya inclinado a encontrar solamente la apariencia de si mismo, el no-hombre, donde lo que busca y debe necesariamente buscar es su verdadera realidad.


El fundamento de la crítica irreligiosa es: el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Y la religión es, bien entendido, la autoconciencia y el autosentimiento del hombre que aún no se ha adquirido a sí mismo o ya ha vuelto a perderse. Pero el hombre no es un ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El hombre es el mundo de los hombres, el Estado, la sociedad. Este Estado, esta sociedad, producen la religión, una conciencia del mundo invertida, porque ellos son un mundo invertido. La religión es la teoría general de este mundo, su compendio enciclopédico, su lógica bajo forma popular, su pundonor espiritualista, su entusiasmo, su sanción moral, su solemne complemento, su razón general de consolación y justificación. Es la fantástica realización de la esencia humana, porque la esencia humana carece de verdadera realidad. La lucha contra la religión es, por tanto, indirectamente, la lucha contra aquel mundo que tiene en la religión su aroma espiritual.


La miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real y, de otra parte, la protesta contra la miseria real. Exigir sobreponerse a las ilusiones acerca de un estado de cosas vale tanto como exigir que se abandone un estado de cosas que necesita de ilusiones. La crítica de la religión es, por tanto, un germen, la crítica del valle de lágrimas que la religión rodea de un halo de santidad.


La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las sombrías y escuetas cadenas, sino para que se las sacuda y puedan brotar las flores vivas. La crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, para que actúe y organice su realidad como un hombre desengañado y que ha entrado en razón, para que gire en torno a si mismo y a su sol real. La religión es solamente el sol ilusorio que gira en torno al hombre mientras éste no gira en torno a si mismo.


La misión de la historia consiste, pues, una vez que ha desaparecido el más allá de la verdad, en averiguar la verdad del más acá. Y, en primer término, la misión de la filosofía, que se halla al servicio de la historia, consiste, una vez que se ha desenmascarado la forma de santidad de autoenajenación humana, en desenmascarar la autoenajeción en sus formas no santas. La crítica del cielo se convierte con ello en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política."

Tomado de La Sagrada Familia, Edición de Grijalbo. Curiosamente en otras ediciones no encontré igual pasaje.

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OTRA LECTURA RECOMENDABLE ESPECIALMENTE PARA ESTOS DIAS EN QUE UN DEMONIO UBÉRRIMO SE HA VESTIDO DE ÁNGEL GUARDIAN Y HABITA LA CASA DE NARIÑO:

Giovanni Papini: EL DIABLO. En especial el capítulo que recientemente me recomendó la Diabla de mi Hermana B.L, Cap. XIII, No. 81 ¿Viene del Satanás todo el mal?

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Adendo por si no lo encuentran en otro sitio:

"¿VIENE DE SATANAS TODO EL MAL?

¿Estamos totalmente seguros de que todos los pecados de los hombres son debidos a las provocaciones y maquinaciones del Diablo? 4 No puede ocurrir, al menos alguna vez. que el calumniador sea calumniado?

Sabemos que en nosotros es muy común y fuerte la repugnancia, mejor la repulsión, a reconocer nuestras culpas y a aceptar nuestras responsabilidades. Gusta inmensamente a todos, a cristianos y no cristianos, dar el mea culpa en el pecho de los otros. Y cuando el pecado es exclusivamente nuestro y no transferible encontramos siempre un medio cómodo y expeditivo para descargarnos de la parte más pesada. Ora es el destino y el determinismo, ora es la fatalidad hist6rica, ora la prepotencia del instinto y del inconsciente. Y con mucha más frecuencia —y no solo entre los creyentes— son las instigaciones de Satanás. Si damos oídos a los pecadores, tanto a los que están encerrados en las prisiones como a los que andan libres, todos son inocentes. Todos son inconscientes como corderillos anales, victimas de insidias ajenas o de fuerzas oscuras.

Los antiguos hebreos habían dado forma visible y ritual a este rechazo de la culpa y cada siete anos arrojaban ignominiosamente al desierto al chivo expiatorio, al cual le habían transmitido, con ceremonias mágicas todos los pecados del pueblo. Su nombre Azazel ha venido a ser uno de los nombres del Diablo y es asociado al culto mágico de Satanás por brujos y hechiceras.

Aun en nuestros días el Diablo hace a menudo el papel de chivo expiatorio. Se olvida fácilmente los males estímulos de nuestra sangre, las concupiscencias naturales de nuestra carne, las perversas disposiciones de nues­tro ánimo y las recaídas morbosas de nuestro espíritu y gustosamente endosamos todos nuestros errores y furo­res a Satanás.

No hay duda de que el maligno realiza día y noche su trabajo sutil y terrible en las almas de los hombres y bastante mas a menudo de lo que los espíritus fuertes, libres e iluminados» están dispuestos a admitir. «E1 Demonio — decía con razón Huysmans— no tiene necesidad de mostrar su fisonomía humana o bestial para atestiguar su presencia: le basta, para que el se afirme, con elegir domicilio en las almas e incitarlas e inducirlas a crímenes inexplicables; después puede retenerlas por esta esperanza que les inspira de que en lugar de vivir en ellas como hace y como ellas a menudo ignoran, el obedecerá a sus invocaciones, aparecerá y dará ventajas que concederá a cambio de ciertos privilegios. El deseo s6lo de querer pactar con el le da poder casi siempre para realizar su efusión con nosotros».

La técnica del adversario es refinada y compleja de forma que sabe aprovecharse de una fantasía fugaz y hasta del escepticismo para hacer que los hombres se sometan a sus deseos. Pero seria peligroso para nosotros e injusto para el atribuir a obra demoniaca la masa global de los pecados humanos. En todo caso, si el Diablo es mas fuerte que el hombre y si todo mal del mundo es obra suya. se sigue de esto que todo hombre es inocente de verdad y. por consiguiente, que toda condena es inadecuada.

Sabemos ya que el pecado original ha degradado la naturaleza humana y la ha hecho esclava del tentador, pero también es verdad, al menos para los cristianos, que Cristo ha venido para restituir a los hombres la posibilidad de salvación, para liberarlos del vasallaje de Satanás.

Cuando se habla del rescate esta palabra debe ser comprendida y sentida en su significado concrete: Cristo ha pagado por nosotros. ha recuperado las criaturas esclavas del mal para darles completa libertad. Y es demasiado cómodo, después de la Pasión y la redención, cargar todas nuestras culpas a las espaldas del Demonio. Haciéndolo así, no advertimos que hacemos del Diablo un facsímil de Cristo. Éste es el Cordero que asume todos los pecados del mundo y Satanás es la serpiente que carga con todos los pecados del mundo. El hombre vendría, por esto, a ser nada mas que el campo de batalla del bien y del mal, del amor y del odio, del Salvador y del tentador. Esta era la teoría de Lutero, pero no puede ser la de los católicos.

El hombre, haciendo caso omiso de la caída de Adán, tiene cierta naturaleza, cierta ley de conducta que no pue­de ser obra del Diablo. Satanás es un destructor, no un creador. Él ha corrompido al hombre, pero no lo ha modelado con sus manos. Los sentidos y los órganos del hombre no han sido fabricados por el Diablo: es algo que nos pertenece íntimamente y que no es extraño siempre a las desviaciones del pecado. La llamada «carne» o sea el cuerpo humano con sus necesidades y sus deseos, y que tantas veces turba y agita nuestra alma, no es invención de Satanás. Él se aprovecha de ella, pero no podría aprovecharse si la sustancia de que estamos hechos fuese más solida y resistente, si nuestra voluntad estuviese mas alerta y fuese más aguerrida. Nuestra desventura, más que nada, consiste en no resistir a sus tentaciones, pero de esta incapacidad, de esta debilidad, ¿podemos honradamente echar siempre la culpa al tentador? El que atribuye la responsabilidad de todos los pe­cados al Diablo, hace de este, aun sin quererlo, un ser omnipotente, o sea otro Dios.

El combate espiritual del cual hablan moralistas y ascetas no es una vana palabra, una metáfora platónica. Estamos invitados a guerrear contra Satanás: en este
sentido ha de entenderse la famosa frase de Cristo según la cual, Él no vino a traer paz sino la espada. Si en esta lucha somos tan a menudo vencidos es licito echar siem­pre la culpa a la fuerza de Satanás antes que a nuestra flaqueza o, por decirlo latinamente. a nuestra imbecilidad?”

(Fuente: G.Papini. El diablo, pags. 254 a 257. Ed. Epoca)



CONCLUSIÓN LOCOMBIURIBIANA:



LA CULPA ES DE LOS MARXISTAS UNIVERSITARIOS Y DE LAS “FAR”


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