LAS FUERZAS ARMADAS ENTRE EL DISCURSO Y LAS DETERMINACIONES DE SU SER
Hace una buena cantidad de años, tantos como para dar garantía que no se trata de algo ad-hoc o por joder ahora, LA TARDE publicó la siguiente nota de quien escribe estos apuntes:
Y, esta tarde, encontré entre uno de mis libros unas notas manuscritas cuando cruzaba el Atlántico rumbo a Europa a fines de los 80 en las cuales consignaba mis pensamientos nada ortodoxos en relación con la otra cara de la moneda, ya no las FFAA sino los comunistas y la denominada “izquierda” colombiana.
Así las cosas, se avivó la llama de la reflexión para pensar críticamente la que podemos esperar en este país del anunciado cambio de imagen del Ejército Nacional:
No me cabe la menor duda que hay una buena intencionalidad en muchas de las personas comprometidas en esta causa, pero una cosa son las buenas intenciones y otras las posibilidades reales para que se cumplan y con carácter universal que es lo que les daría el sello de la eticidad más allá del puro moralismo eclesial.
Mientras las Fuerzas Militares, las Fuerzas Armadas en general, no se desliguen del ombligo que les pusieron quienes las parieron con el apoyo de la Iglesia Católica, un ombligo que las mantiene bien nutridas de esquemas estigmatizadores contra “los diferentes”: comunistas, homosexuales, etc. etc., convertidos en blancos, objetivos militares o en casos que los hay los hay y bien probados, de limpieza social o para llenar formatos de positivos, difícilmente (creo que es imposible) podrán superar las determinaciones de conciencias, los condicionantes ideológicos, culturales que les han llevado a violar sistemáticamente lo que hoy pretenden desde la imagen defender y representar: los derechos humanos.
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