Inocentada si es sembrarme y compartir la ilusión que en el 2008 en el Congreso y con compromiso de todas las ramas del poder y de las organizaciones sociales, con el interés de cada habitante en este territorio llamado Colombia, en la agenda paz y/o guerra se pondrá en su justo lugar el exámen de la RESPONSABILIDAD DE LOS ACTORES POLÍTICOS en el Conflicto Armado Interno. Esto sin detrimento del exámen RECIPROCO de las responsabilidades en crimenes de guerra por parte de los diferentes actores armados del conflicto político colombiano.
En respuesta a comentario a nota anterior dirigida a Tirios y Troyanos expresé algunas ideas que bien me parece reproducir a continuación:
¿buenos y malos, buenos o malos?
Si María del Carmen, a riesgo de toda suerte de “malentendidos” y que se nos endilgue el cargo de ser “enemigos de la paz” creo vale la pena hacer uso de estas instancias del ciberespacio para al menos dejar constancia que algunos no nos sumamos a los coros de los pacifistas y defensores de los derechos humanos algunos de los cuales han sabido convertir en un jugoso negocio el discurso sobre esos anhelos de una buena parte de la humanidad por lograr unos niveles de convivencia garantes del cumplimiento de derechos básicos para una vida digna.
Creo que coincidimos en reconocer la necesidad de conocer lo que se pretende superar. No basta el repudio emocional a “la” violencia para lograr relaciones de convivencia que excluyan aquellas formas de violencia arbitraria, aniquiladora, y coloquen en sus justos límites aquellas formas de ejercicio de la fuerza que apunten a la vigencia del orden jurídico y a garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales.
Una determinación o voluntad social que conlleve a la redistribución de la riqueza para hacer posible el propósito constitucional de fomentar formas asociativas de propiedad, garantizar el acceso a la propiedad de manera tal que nadie esté excluido de prácticas laborales garantes de la producción y reproducción de las condiciones de existencia, deberá estar acompañada de formas de violencia, de mecanismos de coacción, instancias de control eficaces. Tengo la impresión que muchos de quienes claman por la superación o “eliminación” de TODA FORMA DE VIOLENCIA, no son conscientes que su argumentación conlleva la consigna de acabar con toda forma de Estado y de todo orden jurídico. ¿Es concebible un orden estatal y jurídico carentes de la potestad de hacer uso de la fuerza?. Podría apostar a lo antioqueño que estos pacifistas se sentirán ofendidos y hasta “violentados” si se les llama anarquistas.
Lentamente se ha venido introduciendo en la conciencia de los activistas por la paz una lectura de carácter místico, religioso, que apunta a negar derechos como los de resistencia, el derecho a la desobediencia, a la rebelión misma contra condiciones de infamia y lesivas a valores de libertad y autonomía del ser. Me gustaría conocer ¿cómo los pacifistas a ultranza y que además dicen practicar un patriotismo no menos intenso, logran aquí y ahora conciliar su discurso en contra de las armas con la devoción a un hombre de armas como fue Bolívar?.
Sobre el circo en que nos han montado a los colombianos son muchos los interrogantes, unos de “grueso calibre” y otros seguramente no tanto, la diferencia entre un disparo con una Colt .45 y otro con cualquier RG8 calibre .22, son ostensibles pero ambos son capaces de neutralizar y hasta aniquilar al prójimo devenido en enemigo, un interrogante cuyo calibre no me atrevo a medir en el momento es el siguiente: ¿Cómo resolver entre “nativos” una guerra que fue impuesta desde la metrópoli?; entonces viene el cuento: ¿bastará la voluntad de Marulanda y la de Uribe Vélez para concertar la paz en Colombia?.
“Resuelto” el problema de los secuestrados o prisioneros de guerra y los insurgentes presos, ¿se habrá avanzado significativamente para lograr el desmonte de la guerra?. Toda la historia de la dependencia, los vínculos con los planes de defensa hemisférica, el Tratado de Asistencia Recíproca, la lógica de la “guerra contra el terrorismo”, la “guerra contra las drogas” y el “narcoterrorismo” ¿pasará todo esto al limbo o al purgatorio? , en lo parroquial: los latifundistas y señores del Capital, ¿devendrán en filántropos?
La paz se convirtió en tarea de una serie de románticos que de la guerra no saben una pisca, de la historia menos y qué esperar sobre la naturaleza humana? Saben nada y sobre el resto saben menos. El campo de los derechos humanos, así escrito “los” … , devinieron en mercancía, negocio: conferencias, talleres, seminarios, diplomados, especializaciones, doctorados y pare de contar.
Los héroes griegos pasan de la tragedia a la comedia, la comedia se convierte en política pública. Los guerreros mutilados devenidos en pensionados mal tratados. Y, ¿ la galería de los “héroes”?Los combatientes, los que no fueron “dados de baja” o asesinados, convertidos en “reinsertados” en proceso de “resocialización”. Qué cuadro más desagradable, carente de gusto, feo por decir lo menos. .
Claro que en Colombia, nos lo dice a diario la TV, si hay “héroes” instalados en retenes y dedicados a suplantar a la Policía de Carreteras, publicitados en la franja de TV anterior al noticiero en que se relatan las pilatunas de los comandantes de esos héroes y las investigaciones que se inician o terminan en su contra por masacres, etc. , etc., en las que estuvieron involucrados por activa o por pasiva.
¿Qué diría Aquiles? Obvio antes que le dieran en el talón. Dejemos a los guerreros y pesemos para concluir esta nota, a la Academia: ¿víctima o victimaria?
¿CALDO DE CULTIVO DE DERECHAS Y DE IZQUIERDAS, DE EXTREMOS Y CENTROS?
AUTORIAS Y COAUTORIAS INTELECTUALES DEL ORDEN Y DE LA INSURGENCIA
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