La masacre ocurrida en la localidad de Newtown, en Connecticut, EE.UU. pone sobre la mesa de discusión el tema de la potencialidad homicida en el ser humano. Mi primera ocurrencia al enterarme de esa noticia la expresé afirmando que en un pais donde no se ha producido arrepentimiento alguno por los crimenes masivos cometidos, Hiroshima y Nagasaki por ejemplo, donde sus servicios de inteligencia no tienen escrupulo alguno para asesinar, donde sus jovenes son enviados a asesinar en todo el mundo, no hay porque extrañarse del horror de la masacre de hoy. El problema no radica en la posesion de armas sino en la carencia de escrupulos y el no respeto a la vida.
El asunto, en mi concepto, no se deja reducir a esa afirmación y me hace volver sobre algunas proposiciones que años atrás expuse cuando en un acto académico diserté sobre la cuestión de si se trataba en el homicidio de un fenómeno culturalmente provocado y condicionado o si se trata de una predisposición biológica, genética. Comparto a continuación algunas de las diapositivas empleadas entonces para orientar mi intervención en un auditorio de la UTP:
La presentación para mi exposición y que considero no ha perdido pertinencia:
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario