Apelo a las nuevas generaciones nacidas luego de los años 60 y que por circunstancias explicables entre ellas resultantes de lo que se llamó el Frente Nacional han nacido sin la memoria que las generaciones nacidas en décadas anteriores (personalmente soy como vulgarmente se dice modelo 1945) si la llevamos grabada indeleblemente así en algunos casos reprimida, en otros casos guardada en algún lugar de la memoria de cada quien pero que nadie o muy pocos desean sacar a la luz.
Como bien lo ha expresado mi amigo, colega y (espero no molestarle por ello) pupilo, Luis Felipe Castrillo N: "el olvido de los hechos y tragedias de una población puede y debe llegar, siempre y cuando se le haga suficiente historia a lo ocurrido, de lo contrario: "Las generaciones posteriores van a crecer con un vacío. En nuestro país la historia está mitologizada y el reto es investigarla para mostrar quiénes y porqué se cometieron las masacres. A partir de ahí se crea memoria, identidad y reparación a las víctimas".
De total acuerdo con Felipe es que escribo esta apelación invitando a las que estoy llamando nuevas generaciones a que dediquen un esfuerzo y tiempo para entender, explicar y comprender que la tragedia colombiana no radica exclusivamente en la confrontación que se trata de superar ahora en La Habana entre representantes de las FARC-EP y del Gobierno nacional. La insurgencia armada que emerge a mediados de los años 60 es apenas parte de las violencias que marcaron la vida de las familias que conformaban el pais Colombia, antes y después de la llamada Guerra de los Mil Dias.
Las ideologías que marcan todavía la permanencia del conflicto armado (apologizando al sistema capitalista o cuestionandolo para buscar su desmonte o destrucción, agudizadas en la llamada "guerra fría" y cuyos contenidos esenciales siguen como supervivencias atávicas animando nuestra tragedia, han sido nutridas por un componente que viene de antaño, de décadas anteriores y que enfermaron, contaminaron, el carácter del colombiano con los virus del MIEDO y del ODIO.
El documento publicado en LA PATRIA y al cual remito con mi apelación o llamado a la conciencia de las mencionadas nuevas generaciones, bien podria servir de piedra fundamental para iniciar la conveniente exploración en la memoria de la historia de las violencias colombianas de cuya superación se trata, superación que ha de lograrse -es mi opinión- no ocultando o negando los hechos, sino reconociéndolos para poder superarlos de manera inteligente y clara como aspectos integrantes de la vida nacional que no deben ser continuados, que deben ser definitivamente tenidos como base para una auténtica contrición del sentimiento y un propósito de enmienda.
Sin mas palabras invito a leer el documento prementado y que me fuera compartido por el amigo y colega Castrillon:
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