domingo, 6 de julio de 2008

ENTRE EL MIEDO, EL ODIO Y EL AMOR

"Donde mejor medra la generalización es donde domina la estupidez."(Ernst Bloch)
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(fotografias tomadas por Susana Santisteban de La Torre en el Parque del Café, 2006)


Tomado en préstamo de LA TARDE:


Jessica, una conocida travesti que trabajó por largo tiempo en la carrera 7 con calle 23, fue asesinada el 16 de junio de este año, cuando se encontraba en esa zona de la ciudad. El vigilante le disparó pues sostuvieron una riña. El hombre está siendo procesado por homicidio culposo. l 28 de junio fue asesinada Johanna en el sector del Hernando Vélez. Según las investigaciones adelantadas por el CTI, fue ultimada con arma de fuego por un supuesto cliente que la recogió en un taxi en el Parque de La Libertad, quien antes de llegar a su destino, se bajó del vehículo y le disparó en repetidas ocasiones.



El fin de semana pasado murieron dos estilistas en Santa Rosa de Cabal. Uno de ellos fue ultimado con arma de fuego y no contento con ello, su victimario lo metió en una alcantarilla. El otro, fue apuñalado en repetidas ocasiones en su propia casa. Pidió ayuda a sus vecinos, pero ya era demasiado tarde. Estas muertes que están investigándose así como otros dos casos ocurridos en Pereira y Quinchía, registrados en lo transcurrido de 2008, son un duro golpe para la comunidad Lgtb (lesbianas, gay, travestis y bisexuales) pues muchos de los casos los relacionan con crímenes por intolerancia, problemas personales y homofobia, pero para la Policía, el 90% de estos hechos son crímenes pasionales.



“Todas estas muertes son problemas de discriminación, son crímenes de odio. Incluso a mí ya me han amenazado por el sólo hecho de ser como soy y el día que mataron a Johanna llamaron varias veces a mi casa y colgaban. Finalmente me dijeron -ahí les mataron a otra-. Todo esto nos da mucho temor”, narró Wendy, representante de la comunidad Lgtb en Risaralda y ex candidata al Consejo de Pereira. Su teoría de que la indiferencia y el odio es en contra de toda la comunidad, se basa en el hecho de que ni siquiera el ataque es únicamente para las travestis que se prostituyen, sino que se han ensañado con todos pues recordó la muerte de Alexandra en Quinchía, que trabajaba como comerciante y viajaba los fines de semana a los pueblos de Risaralda a ofrecer sus productos. “No le hacía mal a nadie, no se prostituía y, sin embargo, la mataron”.



‘Cifras grises’ Frente al cuestionamiento de las posibles causas o motivos que pueden encontrarse a manera de explicación de los homicidios recientes en el Departamento, en los que han sido víctimas personas identificadas y/o reconocidas como homosexuales, el Observatorio de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Universidad Tecnológica de Pereira, UTP, parte del problema de las cifras grises. “Las cifras grises, son las de las muertes violentas las cuales no se tienen en cuenta porque no se han reconocido en sus inclinaciones sexuales, en otras palabras, que, siendo gays no se han identificado ni reconocido como tales. Pensemos en un homicidio pasional en un escenario de riña entre homosexuales que aparentemente son ‘puros machos’ y nadie en su entorno sabe o puede conocer el porqué se enfrentaron con violencia que termina con la vida”, explica Guillermo Aníbal Gärtner, director del Observatorio.



Considera que no debe desestimarse el que en una sociedad como esta, caracterizada por la intolerancia y la falta de respeto a las diferencias que a los homosexuales se les tenga como una parte importante, significativa de los disidentes, los diferentes, los pecadores de quienes la sociedad debe liberarse justificándose así las llamadas “limpiezas sociales, por las cuales nadie responde”.



Sin entrar en el detalle de una investigación de campo y simplemente partiendo de la lectura de las noticias, de los comentarios que se escuchan entre diferentes círculos sociales sobre este tema, pueden ocurrir eventos de homicidios seriales que conviertan en víctimas a la población gay y se encontraría en los victimarios una misma motivación que puede estar relacionada con conceptos de exclusión y discriminación fundados en algunas ideas de carácter religioso, como por ejemplo que las víctimas u objeto del ánimo homicida son los ‘malos’, los ‘pecadores’ y ‘degenerados’ a quienes bien se justifica darles un ingreso anticipado al infierno para que paguen por sus pecados”, concluyó el investigador.



Lo pasional. Un gran porcentaje de los crímenes entre parejas del mismo sexo, son producto de celos. Según los expertos el hecho de que sean homosexuales, tiene una gran implicación a la hora de ejecutarlo pues hay una mayor dosis de sevicia, crueldad, sadismo, utilizándose en la mayoría de los casos armas blancas satisfaciendo así el rencor, el odio y el deseo de venganza por la traición que el homicida considera que debe pagar el otro.



Para Gärtner, el odio como pasión primaria queda claramente expresado, el cual puede originarse en el sentimiento de haber sido traicionado o burlado pero también, cuando no se trata del homicidio en el cual víctima y victimario son homosexuales, ese odio que puede tener o vivir el victimario puede fundarse en múltiples razones. “Por ejemplo, satisfacer de alguna manera sentimientos de culpa que el homicida al saberse inclinado al homosexualismo y al asesinar al homosexual con el que sostuvo una relación, puede sentir que está acabando en la víctima así mismo o lo que el considera la parte ‘mala’ de su propio ser. Pensaría que mató la perversión, pero en el otro. “. Podrían conjugarse entonces dos elementos constitutivos de la naturaleza humana: El odio y el miedo, que daría como resultado ‘se odia lo que se teme’.


RELACIONES DE AMOR Y DE ODIO

LA NOVELA DE LA VIDA


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TRANSCRIPCIÓN DE LAS RESPUESTAS DADAS A LA ENTREVISTA DE LA REDACCIÓN JUDICIAL:




Preguntas por las posibles causas o motivos que pueden encontrarse a manera de explicación de los homicidios en que han sido victimas personas identificadas y/o reconocidas como homosexuales.

La afirmación anterior encierra otro cuestionamiento y es la pregunta sobre las “cifras grises” de las muertes violentas las cuales no se reconocen como afectando a esa población cuando no se ha reconocido en sus inclinaciones sexuales, en otras palabras, que, siendo “gays” no se han identificado ni reconocido como tales. Pensemos en un homicidio pasional en un escenario de riña entre homosexuales que aparentemente son “puros machos” y nadie en su entorno sabe o puede conocer el porqué se enfrentaron con violencia que termina con la vida.

Es importante recordar en este punto que cada homicidio tiene su propia historia bien ocurra afectando como victimas o victimarios a homosexuales, heterosexuales u otras personas con otras diferentes y posibles preferencias o inclinaciones erótico-sexuales.

Sin entrar en el detalle de una investigación de campo y simplemente partiendo de la lectura de las noticias, de los comentarios que se escuchan entre diferentes círculos sociales sobre este tema pueden ocurrir eventos de homicidios seriales que afecten como victimas a la población gay y se encontraría, en estos eventos, en relación a los victimarios una misma motivación que puede estar relacionada con conceptos de exclusión y discriminación fundados en algunas ideas de carácter religioso, como por ejemplo que las victimas u objeto del animo homicida son los “malos”, los “pecadores” y “degenerados” a quienes bien se justifica (para los homicidas) darles un ingreso anticipado al infierno para que paguen por sus pecados.

Es bien sabido que una de las variables asociadas con mayor frecuencia a la producción de los homicidios comunes es la pasión conocida como celos y, por historias conocidas en varios eventos en que la victima y el victimario se reconocen como homosexuales esa variable juega un papel nada insignificante y, puede decirse que cuando de esto se trata, las características o manera de presentarse el homicidio en la población gay, adquiere la eliminación del otro una mayor dosis de sevicia, crueldad, sadismo, utilizándose de manera preferencial armas blancas con lo que parece satisfacerse de una manera magnificada el rencor, el odio, el deseo de venganza por la traición que el homicida considera justa.

En estos eventos el odio como pasión primaria queda claramente expresado y ese odio puede originarse como ya se ha dicho en el sentimiento de haber sido traicionado o burlado pero también, cuando no se trata del homicidio en el cual victima y victimario son homosexuales, ese odio que puede tener o vivir el victimario puede fundarse en múltiples razones como por ejemplo, satisfacer de alguna manera sentimientos de culpa que el homicida al saberse el mismo inclinado al homosexualismo y al asesinar a la homosexual el personaje puede sentir que esta acabando en la victima así mismo o lo que el considera la parte “mala” de su propio ser. Mato la perversión, pero en el otro.

En este contexto pueden conjugarse dos elementos constitutivos de la naturaleza humana especialmente magnificados en determinadas condiciones o circunstancias ambientales, socioculturales: El odio ya mencionado y el miedo (se odia lo que se teme).

No debe desestimarse el que en una sociedad como la nuestra caracterizada por la intolerancia y la falta de respeto a las diferencias que a los homosexuales se les tenga como una parte importante, significativa de los disidentes, los diferentes, los pecadores de quienes la sociedad debe liberarse justificándose así las llamadas “limpiezas sociales”.

Es asi es que puedo expresar la opinión que me pides.


Guillermo Anibal Gärtner T.




Lectura recomendada: Alfred A. Häsler. El Odio en el Mundo Actual. Alianza Editorial. Titulo original: Leben mit dem Hass. 21 Gespräche. Rowohlt Verlag GmbH, Reinbek bei Hamburg, 1969.


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