Por Guillermo A.Gärtner Tobón
Pereira, Sábado 16 de Julio de 1988
La contribución eclesiástica
En todo este asunto del diálogo nacional se ha querido presentar como "mediadora" a la Iglesia Católica. Una "mediación" que parece alejarla de la perspectiva del autoexámen, la contricción y el propósito de enmienda que debería guiar la acción de los obispos o jerarcas de una institución que ha estado siempre mezclada y comprometida a fondo con el conflicto social y con el fenómeno dado en llamar "la violencia".
Lo que no está muy bien es el término de "mediadora" que en alguna manera parece significar que se trata de una tercera persona no involucrada en el conflicto.
Con el deseo de aportar algo a la discusión, quiero compartir hoy algunas líneas del padre Francisco de Roux S.J. publicadas por la revista. de la Universidad de Antioquía (número 210) en interesante estudio titulado E1 precio de la paz en el vacío ético y social el cual ya habíamos mencionado en otra oportunidad.
Citando a Alvaro Tirado y a Malcom Deas con su tesis de que "la secularización acelerada de la sociedad colombiana de los últimos veinte años, es el cambio más importante del país en el mismo período", expresa de Roux su opinión .acerca de que el mencionado proceso ha tenido el inconveniente efecto de un desvanecimiento de la moral religiosa al tiempo que las gentes no han sido preparadas con una ética cívica que sustituya los mandamientos divinos: "Por eso, normas importantísimas de la vida ciudadana como disposiciones sobre el contrabando y la tributación o el manejo de los dineros públicos por los funcionarios de turno, podían pasarse por alto, sin incurrir en pecado, siempre y cuando se cumpliera con los dictámenes de Dios y de su iglesia.
La afirmación más pertinente que hace de Roux la encontramos en su caracterización del catolicismo colombiano proyectándose como obstáculo continuo al desarrollo legitimo de la autonomía de la sociedad civil, "vulnerando con la sospecha y el desdén a las instituciones estatales y cívicas, considerándolas como cuestionables, sospechosas,y poseedoras de una soberanía frágil, al lado de la institución perfecta de la Iglesia", concluyendo el sacerdote jesuita con el argumento de que "esta resistencia contra la dignidad soberana de la conducta civil parece haber vulnerado el corazón mismo del aparato legal colombiano, que quedó acá y allá atravesado por la irrelevancia definitiva. Tendríamos así un cuerpo de leyes que bien puede no cumplirse porque en última instancia su violación no toca a Dios ni a su representante legal la Iglesia".
Después de leer tales hipótesis, se siente uno inclinado a rechazar 1a palabra "mediadora", ¿no cree usted que algo hay de razón para ello?
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