Drogas y Política
Por Guillermo A. Gärtner Tobón
Mi propósito para hoy se limita comentar un artículo publicado por la revista Nuevo Foro Penal que dirigen los ilustres penalistas antioqueños Juan Fernández Carrasquilla y Nodier Agudelo Betancur, suscrito por Louk Hulsman bajo el título "La política de las drogas: fuente de problemas y vehículo de colonización y represión"
Una tesis de especial interés es el reconocimiento de la "internacionalización de las drogas" como proceso vinculado con la "internacionalización" del intercambio cultural promovido por los medios de comunicación de masas y la rapidez de los medios de transporte, señalando que dicho fenómeno de expansión cultural ha implicado la "internacionalización de los sistemas de control" con la característica de que dicho sistema de control se aplica principalmente a las drogas que se usan y producen en el mundo "periférico", siendo evidente que "las drogas que se producen en los países industrializados quedan, con pocas excepciones, fuera de este sistema de control", presentándose así una situación verdaderamente paradójica en la cual hay un extenso mercado para las drogas "ilegales" en el mundo industrializado y una extensa área de producción para aquellas drogas en el mundo "periférico". El autor del artículo que se refiere principalmente al asunto en los países consumidores de las drogas que producimos en la "periferia", señala con claridad como "las actuales políticas sobre drogas, en la medida en que se basan en el modelo de los tratados internacionales, constituyen un desastre. Ellas aumentan considerablemente los problemas relacionados con .el consumo de drogas, conducen a una extrema marginalización de algunos segmentos de la población, provocan un fuerte crecimiento de las actividades de la justicia criminal en los países industrializados y un importante aumento en la severidad o en la naturaleza de las intervenciones de la justicia criminal", argumentando que "la actual política internacional de drogas puede verse como un modo de "colonización" de formas de organización social que son más liberales y tolerantes, por formas de organización social que son más represivas y estratificadas"
Siguiendo a Hulsman y a Van Ransbeek, el autor del artículo habla de problemas primarios y problemas secundarios, e ilustra cómo entre los primeros estarían los daños en la salud física, tales corno cirrosis por el consumo del alcohol, enfermedades pulmonares de los drogadictos del Marlboro, Imperial, Pielroja, etc, etc., también los daños en la salud mental tal como las sicosis que se manifiestan después del consumo del alcohol o del LSD, indicando además como "la combinación del consumo del alcohol con la conducción de vehículos motorizados presenta riesgos especiales para los otros usuarios de la carretera", agregando que "ninguno de estos problemas primarios de las drogas está específicamente ligado al consumo de heroína, cocaína u otras drogas ilegales. Los problemas secundarios si estarían vinculados con las drogas ilegales y podrían clasificarse en a) problemas para el consumidor, b) para el medio ambiente del consumidor, c) para la justicia criminal y d) para el sistema médico-social.
Para mostrar lo absurdo de la política de prohibiciones trae el autor toda una información estadística de la cual puede concluirse como en Holanda después de la dese riminalización de facto, el consumo de marihuana disminuyó considerablemente, al tiempo que argumenta como la prohibición genera situaciones tales como: elevación de los precios, involucramiento de los consumidores en actividades ilegales para adquirir la droga "la perspectiva de la droga pasa a convertirse para algunos consumidores en el centro de su vida"" aumento considerable de los problemas de salud por ausencia de un control de calidad pues en el mercado ilegal se mezcla la droga con sustancias nocivas y hasta venenosas, la ilegalidad favorece el consumo en circunstancias antihigiénicas, perturbación de las relaciones familiares, la concentración del mercado ilegal en ciertos barrios conduce a una degradación de todo el área por la especificidad de la interacción entre la policía, los consumidores y los traficantes, cuyos efectos son sufridos por todos los que pertenecen al vecindario, y así por el estilo sigue toda una buena serie de argumentos que llegan a convencer sobre la necesidad de suprimir los estereotipos de la represión y consecuentemente sobre la necesidad de la descriminalización del tráfico y consumo de drogas.
No voy a seguir reproduciendo contenidos del artículo de Hulsman, creo que ya el lector estará interesado en adquirir el número 35 de la revista Nuevo Foro Penal, correspondiente a los meses de enero, febrero y marzo de 1987, y mejor me despido invitando a reflexionar sobre el estúpido cuadro que vemos repetirse con gran frecuencia en muchos hogares de Pereira y Colombia en general, en el cual vemos a un padre alcohólico y a una madre fumadora empedernida, "cascándole" al jovencito al que acaban de pillar en el baño fumándose un varillo, marihuano o bareto sin marca registrada.
Pereira, Sábado 28 de Mayo de 1988
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