viernes, 25 de diciembre de 2009

LOS NIÑOS-LOBO

Escrito y publicado en LA TARDE a fines de un marzo de un año que el paso del tiempo, del agua y del descuido, convirtió en secreto, ilegible.

inocentes

Qué inocencia, ni qué pan caliente!

Guillermo Aníbal Gärtner Tobón

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Sí, que inocencia ni qué ter­nura con el asesino de Jaramillo Ossa!. Es una vulgar estratagema de la de­fensa y sustentada por algunos periodistas eso de tejer una red de supuesta ingenuidad y ternura sobre hechos que están apenas por probarse como es el caso de la verdadera edad del criminal.

La manipulación es tal que hay ya muchos colombianos, más conmovidos por la suerte del "niño asesino" que no por la de las víctimas ya enterradas y las potenciales que son todos los colombianos con capacidad de pensar indepen­dientemente.

Estoy convencido de que no existen casos dramáticos de asesinos entre -los infantes sino que en verdad el ser humano desde el momento mismo de su concepción y en su herencia genética lleva tanto el germen del demonio como el de los ángeles y arcángeles. No es que existen ni­ños buenos y niños malos, sino que desde la más temprana infancia los hombres son tan capaces de los actos más nobles como también de los| más abyectos.

Así como se está suponiendo sin tener pruebas definitivas que el "culicagado asesino" estaba rodeado de bondad y ternura, también entonces podemos suponer como ya lo dijimos que se trata de  una finta o estratagema de la defensa. Bien que podemos imaginar otros cuadros, como por ejemplo  los parientes diciendo al barrigón sicario: "siga mijo pa' delante, Antioqueño no se vara, no vaya a faltar a Belmira mijito, los varones no son fal­tones!, siga mijo con esos señores que ellos son los que mandan aquí!, este muchachito sí que resultó echao' p' lante, aventáo, y etc.".

Somos un país de hipócritas y mentirosos cuando no de cretinos y come cuento. Buen pasto somos para tinterillos y chupa tintas de cualquier pelambre y causa. El problema no es de códigos sino de guiones en el escenario de la vida y de lo que se trata no es de reformas legislativas como si del gastado libreto en esta tragicomedia humana.

Provoca ira santa eso de ver cómo se quiere ya olvidar el crimen numerado como el 1044 y cómo se gasta adrenalina en el supuesto drama de una familia con un menor desviado cuando en verdad estamos ante el drama de un país desviado donde no hay familia sin su drama.

Es el momento oportuno de retomar la obra de Horacio Gómez Aristizábal  "Teoría Gorgona" y así saber cómo esto de los actuales-niños monstruo no es más que la sucesión generacional de los niños monstruo de ayer. Veamos lo que escribió Gómez Aristizábal y fue publicado a comienzos de los 60: "En el Tolima, multitud de niños de ocho a trece años de edad, fueron obligados a presenciar impo­tentes —se les amarraba a cierta distancia— el aprovechamiento abusivo por parte de los ban­doleros de sus hermanas doncellas. También hacían estallar dinamita  introducida previamente en la cavidad bucal de ancianos inválidos. En otros casos mutilaban sádicamente los senos de las mujeres y los órganos genitales de los hombres para luego ejecutar con tales porciones humanas, actos inenarrables de maldad e impudicia...... La tragedia no está en los campesinos degollados, sino en los sobrevivientes del desastre que huyen por caminos montañosos en busca de un escondite, un refugio que jamás encontrarán....Lo tremebundo (es) el silencio espectral de los parientes ahogando en sus gargantas la fuerza desesperante del drama y reflexionando en que mañana serán ellos los degollados...".

En verdad Colombia no ha superado ni nadie, desde que yo me conozco hace ya 44 años, ha hecho nada por superar la llamada Generación Sonámbula una generación —progenitura de los sicarios, traquetos, jíbaros, vivos y "echaos" pa' lante" de hoy-testigo, víctima, actora y autora de sucesivos actos de tortura y muertes atroces. Nada o poco se puede esperar de las sucesivas "generaciones aporreadas" y menos se puede esperar si seguimos diciéndonos mentiras, sin aceptar que somos una sociedad enferma y que la enfermedad no está ni en las sábanas ni el culicagado que se orina en la cama. Quitémonos la máscara y dejemos de llamar sentimientos de ternura que solamente cubren más la hipocresía y el mal que nos cobija. Fuera las sensiblerías y hagamos el examen de conciencia que de verdad requerimos.

Niños lobos tenemos en Colombia antes del Frente Nacional, durante el Frente Nacional y después del Frente Nacional, lo demás es pura carreta!.

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