El tiempo pasa y la bobera queda :)
No recuerdo fecha, simplemente fue hace un buen rato:
Caballero y Góngora, y la amapola
Por esas coincidencias de la vida se unieron en mi mente en las horas de la mañana dos pensamientos que, no obstante estar temporalmente separados por no menos de dos siglos y otros tantos lustros, presentan algo en común sobre algunos conceptos referidos a la conducta humana y cuyo entendimiento puede resultar tan complejo que por lo común se evita asumirlos conscientemente: DELITO -DROGAS - SALUD PUBLICA - LIBERTAD INDIVIDUAL - PODER PUNITIVO DEL ESTADO.
El primer pensamiento, idea o concepto, fue el del Dr. Federico Estrada Vélez (QEPD) cuando presentó la ponencia del proyecto de código penal en el año de 1978 y el otro se contiene en la versión escrita que el Instituto Colombiano de Cultura en el año de 1981 publicó de la recopilación que Juan Friede hizo de los documentos de la Rebelión Comunera, concretamente, en la Pastoral del Arzobispo Virrey Caballero y Góngora de septiembre de 1782.
Hablando de las Instituciones penales y la criminalidad, el jurista antioqueño dijo refiriéndose a la ineficacia del llamado principio de la prevención general, entre otras cosas que ameritan relectura y reflexión, que: «...el hombre no se abstiene de cometer actos punibles por temor al castigo, sino por exigencias de su conciencia».
Dijo en su pastoral de 1782, el Virrey-Arzobispo: «...no queremos ahora mandaros y prohibiros como Virrey, sino aconsejaros como padre, que os prohibáis a vosotros mismos y os abstengáis voluntariamente del uso ' de aquel privilegio y franqueza que solicitasteis con tanto empeño para poder cultivar y comerciar con libertad el tabaco en todos vuestros pueblos».
Resalta la coincidencia de los dos pensamientos o expresiones en tanto a constituir un llamado a la CONCIENCIA antes que al SENTIMIENTO DE MIEDO. Reconocimiento de la inutilidad de la represión o violencia por más «legítima», conveniente y hasta justificable, que sea o que parezca. Esto me hizo recordar con Bertoldo Brecht, que bajo el imperio de los mataderos, los criminales no temen al frío porque viven en él,... y de él.
Pero el asunto no paró allí para mis alborotadas serpentinas cerebrales, pues no fui capaz de impedir la invasión de mi Espíritu por la pecaminosa, carbonienta, sutilmente perversa y refinadamente bellacona, idea de jugar con el comando «encontrar y reemplazar» (find and replace) y cambiar en el discurso de Caballero y Góngora, la palabra TABACO por COCA, MARIHUANA, y/o AMAPOLA. Las aguas fluyen en el río pero el río queda, y nosotros seguimos sumergidos en la misma vaina incapaces que no impotentes para salir del charco. (*)
Profesor de Humanidades, UTR
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