lunes, 28 de diciembre de 2009

BALANCES Y RECAPITULACIONES

 

Los fines de año, nos lo recuerdan todos los medios, son ocasión propicia para hacer balances como también exámenes de conciencia y propósitos de enmienda que han de exteriorizarse por lo general en medio de una rasca tremenda premonitoria de un “guayabo” en el cual olvidamos promesas, etc. de manera que cuando tenemos animo para ello y nos miramos al espejo estamos en capacidad de decir pa´dentro: soy el mismo, mas viejo y mas pendejo.

 

Las vacaciones han sido oportunidad para revolcar papeles y encontrar como diría el Maestro Valencia, “tiras de piel, cadáveres de cosas”. Entre ellas o ellos encontré algunas notas como las que a continuación trascribo sin recordar ni año, menos mes y día.

 

Lo que si puedo recordar es que en esos momentos tenia la intención de dar cuenta de las influencias, acompañamientos, etc. que tuve principalmente de mi hermana Blanca Luz a quien consideré y sigo considerando un ideal de formación humanística y humanista.

Estas fueron las notas de entonces:

 

 

Notas y reflexiones sobre teoría política

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PRIMERA ESTACIÓN PEREIRA AÑOS 60

DIVAGANDO Y A VECES NO TANTO EN LA TEORÍA POLÍTICA PRIMERAS LECTURAS - ¿INTRODUCCIÓN O INMERSIÓN?

Fue mi hermano Libardo, alumno de Gerardo Molina y auxiliar (empleado) de Hernando Devis Echandía, cuando se encontraba terminando sus estudios de derecho en la Universidad Libre de Bogotá, quien me regaló las primeras lecturas de contenido político:

El Manifiesto del Partido Comunista, El Origen de la Familia la Propiedad Privada y el Estado, El Estado y la Revolución.

En ese entonces en Pereira se vivía un interesante ambiente intelectual en círculos que integraban una pequeña burguesía de empleados públicos, jóvenes profesionales independientes y algunos comerciantes y productores de "mentes inquietas".

La librería del Dr. Drews en el parque de Bolívar, la Fuente Bolívar, Fuente Azul, la Fuente Ballet en la 21 y el Lago, el Barril, Ranffis, Jet a Méjico, y finalmente (al amanecer) las casas de cita de la 40, constituían el espacio físico por el cual circulaban las ideas ortodoxas y heterodoxas que también cruzaban por el consultorio del médico Santiago Londoño y las salas de cine (el Karka, el Consota y el Nápoles) que hacían de salas culturales albergando a bien a un conjunto de jazz o bien al Teatro Experimental de Cali.

Con mi hermana Blanca Luz no podía quedarme atrás y sus libros y sus reflexiones o comentarios sobre la sabiduría de occidente o sobre el origen y la meta de la historia de Jaspers, se convirtieron en parte de mi propia cotidianidad. Esto me abría la posibilidad de conversar y "botar corriente" con una buena cantidad de jóvenes profesionales, colegas o amigos de Blanca Luz: Jorge Vélez, Alberto Herzen, Alcides Giraldo, Mario de los ríos, Jorge Mario Eastmann, Alberto Álzate, Fernando Agudelo, Nelson Osorio, Hernando Sabogal, para no citar sino a algunos y de un sólo género.

Mis compañeros de colegio mostraban también una fuerte inclinación por las mismas o similares lecturas. Abelardo Suárez con el cuento de la cibernética, Diego Posada con el padre Theilard de Chardin, y... la lista sería larga y ya estoy temiendo dejar sin mencionar al amigo Chucho el hombre gay existencialista que escandalizaba a ciertas gentes y quien me regalar el libro de Norberto Bobbio acerca del Existencialismo. La buena chispa del "mono Chancleto", Jaime Osorio, el acelere productivo de Nelson Romero, las charlas acerca de la demonología con el padre Arango, todo se conjuraba para lo que en el cerebro podía ser algo así como un aquelarre de conceptos y expectativas políticas y modelos de comprensión de un mundo que estaba por parir el 68 en Francia y Alemania y regocijarse con Woodstock y los Rolling Stones.

No habia pues lugar a quedarse en Marx, Engels, Lénin, pues las invocaciones a Sartre, a Camus, a Kafka, eran tan ineludibles para poder "estar ahí" (dasein) como el poder decir que por lo menos de se le habia visto el forro a los tomos de la Historia de Toynbee, y que se había leído al menos un capítulo de "Por qué no soy Cristiano" de Bertrand Russell.

Estaba también la familiarización pragmática con Nikitin y su economía política que leímos en dosis con Iván Marino Ospina, César Gómez el hijo de Don Carlos Gómez, al tiempo que levantamos pesas y preparábamos cuerpo y alma para la revolución socialista desde el sótano de la 21 entre 8a. y 9a. Las conversaciones con el Dr. César Pineda o con Ocampo Ramos, resultaban estimulantes como las charlas con el médico Guerrero y sus colegas desempacados de la U. Nacional para mover no solamente instrumental quirúrgico sino también conciencias desde el hospital San Jorge.

No había concluido el bachillerato y le daba guerra a Don Leónidas y a Don Rafael en el Deogracias, escandalizaba al cura Rivera y le sacaba la chispa a más de un profe en la 14 con circunvalar, no obstante "ingresé" a la Universidad Tecnológica como responsable de los centros de la JUCO que el camarada Vigollas había generado.

Los conceptos de mi hermano mayor, Mario, entonces bien metido en el cuento de la ecología y en los desarrollos demográficos me parecían lejanos y poco pertinentes para lo que en ese momento creía era lo que debía hacerse y leerse.

Ese coctel de ideas, reflexiones, en lo que a mi respecta, empezó a encontrar un hilo conductor básico, elemental, o más propiamente un esquema de camino sistemático, con la lectura del libro de Charles Vereker publicado por Editorial Eudeba bajo el título "EL DESARROLLO DE LA TEORÍA POLÍTICA."

Conservo todavía el ejemplar con el rótulo de la LIBRERÍA QUIMBAYA, Calle 20 No. 7-64, Teléfono 24-50 Pereira - Col. Podría afirmar que Vereker fue la primera piedra de una construcción intelectual que luego habría de complementar de una manera además entretenida y bella, la obra de George Sabine HISTORIA DE LA TEORÍA POLÍTICA, publicada por el Fondo de Cultura Económico de México y a cuyo examen fui incitado o provocado por el inolvidado maestro José María Rojas, quien entonces (año 1969) recién desempacado de la U. Nacional como alumno de Orlando Fals Borda, asumió con Hernando Ochoa y Guillermo Muri, la tarea de iniciar con los estudios de sociología en la Universidad de Antioquia.

El libro de Sabine, cuya reedición reciente saturó las heridas que había dejado en mi unidad central de proceso la pérdida de la primera edición que había llenado de glosas y concordancias deviniendo en algo así como en una de las principales herramientas de mi praxis.

 

 

SEGUNDA ESTACIÓN MEDELLIN-AÑOS70

 

 

 

(es posible que esto continúe ...)

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